LA CONVERSIÓN DE UN MÉDICO ABORTISTA (2)
NOVIEMBRE
DIA 12
“Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!” (2 Corintios 5:17)
Hoy continua la historia anónima editada con un mensaje para que hagamos el bien con nuestra profesión. Cuando una persona peca y decide recibir a Cristo, el Espíritu Santo lo convierte de las tinieblas a la luz para ayudar a los pobres...
«Sólo paré cuando Dios, en su sabiduría infinita, rasgó mi conciencia e hizo sangrar a mi corazón con la misma sangre de todos los inocentes que no dejé nacer. Mi hija menor, Leticia, dejó de respirar por una infección generalizada luego de haberse sometido a un aborto. Ella, de 23 años de edad, salió embarazada y buscó el mismo camino de tantas otras que me fueron a buscar: el camino del aborto.
Y sólo supe de esto cuando ya nada se podía hacer. Al lado del lecho de muerte de mi hija vi las lágrimas de todos esos angelitos que yo maté. Mientras ella esperaba la muerte, yo agonizaba junto a ella. Fueron seis días de sufrimiento para que, en el séptimo, ella partiese hacia el encuentro con su hijo, al cual un médico asesino le impidió nacer.
«Cansado por las noches que pasé al lado de mi hija, yo soñé que andaba por un lugar absolutamente oscuro y muy húmedo, en el que quería respirar pero no podía. Yo quería salir desesperadamente, pero fui envuelto por un lugar en donde el estruendo me dejaba atónito. Eran los llantos dolidos de los niños que, como si un rayo me cortase por la mitad, veía en mi entendimiento: los llantos eran de dolor, eran los lamentos de los angelitos que yo no dejé nacer. Era la triste consecuencia de mis actos sin pensar, esos llantos que gritaban: ¡Asesino!,
«Asustado para salir de aquel lugar, pasé mi mano por mi rostro para secar mi sudor, ¡y mis manos se mancharon de sangre! Aterrorizado grité con toda la fuerza que me quedaba un pedido de perdón: ¡Dios me perdone! Sólo así logré respirar nuevamente y me acordé, que era tiempo de acoger y valorar el último respiro de mi hija, que murió por las consecuencias de la infección que le produjo el aborto. «Dios me hizo entender que a partir del momento de la fecundación del óvulo existe vida, por lo que entendí que soy un asesino. No sé si algún día Dios me va a perdonar, pero para restar mi culpa y mi dolor vendí mi consultorio y todos los bienes que conseguí con la práctica del aborto, con ese dinero construí una casa de amparo para madres solteras, y me dedico hoy a atender y practicar ¡una medicina de verdad!
«Hoy soy médico; de los pobres, de los desamparados y desvalidos, y los niños que vienen al mundo a través de mis manos son hijos que adopto pues sé que tengo una sola misión: Traer la vida al mundo y dar condiciones para que los niños tengan un lugar feliz donde el padre es Jesús. Oren por mí, recen para que Dios tenga piedad de mí y me perdone, porque tengo la seguridad de que participaré del juicio final»
Usted puede librarse del juicio final recibiendo a Cristo como Salvador, y sólo adorándolo como Señor de su vida, obedeciendo su Palabra y sirviendo a todos.
ORACIÓN:
Señor usa mi vida para motivar al desalentado y dar al necesitado..
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Pastora Lucy