David acude a Ajimelec en Nob
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Entonces David fue a Nob, al sacerdote Ajimelec. Este se
sorprendió al encontrar a David y le preguntó:
-¿Por qué estás tú solo, sin que haya nadie contigo?
2 David respondió al sacerdote Ajimelec:
-El rey me ha encomendado un asunto y me ha dicho:
"Nadie sepa nada de este asunto al cual te envío y que te encomiendo." Y en
cuanto a los jóvenes, acordamos reunirnos en cierto lugar. 3 Ahora
pues, ¿qué tienes a mano? Dame cinco panes, o lo que haya.
4 El sacerdote respondió a David y dijo:
-No tengo a mano pan común. Solamente tengo pan
sagrado, si es que los jóvenes se han abstenido, al menos, de
mujeres.
5 David respondió al sacerdote y le dijo:
-A la verdad, las mujeres nos han sido vedadas como
antes, al salir; y los cuerpos de los jóvenes están
purificados, aun cuando el camino es profano. Con mayor razón hoy,
ellos tienen sus cuerpos purificados.
6 Así el sacerdote le dio el pan sagrado,
porque allí no había más pan que los panes de la Presencia, los cuales habían
sido retirados de la presencia de Jehovah y reemplazados por panes calientes el
día en que fueron quitados.
7 Aquel día estaba presente allí, detenido
delante de Jehovah, uno de los servidores de Saúl, cuyo nombre era Doeg el
edomita, el principal de los pastores de Saúl.
8 David preguntó a Ajimelec:
-¿No tienes aquí a mano una lanza o una espada? Como las
órdenes del rey eran apremiantes, no tomé en mi mano ni mi espada ni mis otras
armas.
9 El sacerdote respondió:
-La espada de Goliat el filisteo, a quien tú venciste en
el valle de Ela, está aquí envuelta en un lienzo, detrás del efod. Si quieres
tomarla, tómala, porque aquí no hay otra sino ésa.
Y David dijo:
-¡Ninguna hay como ésa! ¡Dámela!
David finge estar loco en Gat
10 Aquel día David se levantó y huyó de la
presencia de Saúl, y se fue a Aquis, rey de Gat. 11 Los servidores de
Aquis le dijeron:
-¿No es éste David, el rey de la tierra? ¿No es éste
aquel a quien cantaban con danzas, diciendo: "Saúl derrotó a sus miles, y David
a sus diez miles"?
12 David tomó a pecho estas
palabras y tuvo gran temor de Aquis, rey de Gat. 13 Así que cambió su
conducta delante de ellos, fingiéndose loco cuando estaba con ellos. Hacía
marcas en las puertas de la ciudad y dejaba caer su saliva sobre su barba.
14 Entonces Aquis dijo a sus servidores:
-¡He aquí, veis que éste es un hombre demente! ¿Por qué
me lo habéis traído? 15 ¿Acaso me faltan locos a mí, para que me
traigan a éste, a fin de que haga locuras en mi presencia? ¿Había éste de entrar
en mi casa?
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