Meditacion diaria
Tu vida en las manos del Soberano
Llevado, pues, José a Egipto, Potifar oficial de Faraón, capitán de
la guardia, varón egipcio, lo compró de los ismaelitas que lo habían
llevado allá. Mas Jehová estaba con José, y fue varón próspero… Y vio su
amo que Jehová estaba con él… Y tomó su amo a José, y lo puso en la
cárcel, donde estaban los presos del rey, y estuvo allí en la cárcel.
Pero Jehová estaba con José y le extendió su misericordia… No necesitaba
atender el jefe de la cárcel cosa alguna de las que estaban al cuidado
de José, porque Jehová estaba con José. Génesis 39:1, 2, 3, 20, 21, 23.
Vendido por sus hermanos como esclavo, extranjero en una nación pagana, difamado y acusado injustamente por la esposa de su amo egipcio, prisionero en una cárcel de seguridad junto con los criminales, pareciera que la vida de José estaba sujeta al capricho de las circunstancias y de las malvadas voluntades humanas.
Parecía que Dios lo había abandonado, que estaba solo con su suerte, para arreglárselas lo mejor que pudiera. No obstante, el relato bíblico se encarga de aclarar (y lo hace cuatro veces en este capítulo de Génesis) lo que está detrás de la escena, lo que no se puede ver: “Mas Jehová estaba con José”. Dios no lo había dejado solo, sino que, aunque José no lo entendiera, seguía estando a su lado, y ejecutando su voluntad infinitamente sabia, todopoderosa y soberana. La Inspiración nos aclara que, a pesar de todo, Dios estaba con él.
El resto de la historia nos dice que, finalmente, José fue promovido a primer ministro del mayor imperio mundial de aquel entonces, Egipto. Pero ¿crees que José sabia, en sus horas difíciles, que ese iba a ser su destino final terrenal? Seguramente, no lo sabía. Pero, aun así, mantenía su confianza en el amor y en la soberanía de Dios, y en ningún momento dejó de honrarlo y serle fiel, porque no regía su vida por sus sentimientos, sus pasiones o las circunstancias, sino por principios religiosos y su fe sin claudicaciones en Dios.
Hoy, Dios no es ajeno a lo que te sucede; confía en él siempre, pues él tiene el control sobre tu destino, y tiene un plan maravilloso para tu vida, que algún día te será revelado, y que contempla tu mayor bien presente y eterno.
Cristo te ama y yo tambien, alabaaaaaaaaa y gozateeeeeeeee. Cristo viene y viene yaaaaaaaaaaaaa.
Vendido por sus hermanos como esclavo, extranjero en una nación pagana, difamado y acusado injustamente por la esposa de su amo egipcio, prisionero en una cárcel de seguridad junto con los criminales, pareciera que la vida de José estaba sujeta al capricho de las circunstancias y de las malvadas voluntades humanas.
Parecía que Dios lo había abandonado, que estaba solo con su suerte, para arreglárselas lo mejor que pudiera. No obstante, el relato bíblico se encarga de aclarar (y lo hace cuatro veces en este capítulo de Génesis) lo que está detrás de la escena, lo que no se puede ver: “Mas Jehová estaba con José”. Dios no lo había dejado solo, sino que, aunque José no lo entendiera, seguía estando a su lado, y ejecutando su voluntad infinitamente sabia, todopoderosa y soberana. La Inspiración nos aclara que, a pesar de todo, Dios estaba con él.
El resto de la historia nos dice que, finalmente, José fue promovido a primer ministro del mayor imperio mundial de aquel entonces, Egipto. Pero ¿crees que José sabia, en sus horas difíciles, que ese iba a ser su destino final terrenal? Seguramente, no lo sabía. Pero, aun así, mantenía su confianza en el amor y en la soberanía de Dios, y en ningún momento dejó de honrarlo y serle fiel, porque no regía su vida por sus sentimientos, sus pasiones o las circunstancias, sino por principios religiosos y su fe sin claudicaciones en Dios.
Hoy, Dios no es ajeno a lo que te sucede; confía en él siempre, pues él tiene el control sobre tu destino, y tiene un plan maravilloso para tu vida, que algún día te será revelado, y que contempla tu mayor bien presente y eterno.
Cristo te ama y yo tambien, alabaaaaaaaaa y gozateeeeeeeee. Cristo viene y viene yaaaaaaaaaaaaa.