EL TIEMPO VUELA
NOVIEMBRE
DIA 06
“Todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo:” (Eclesiastés 3:1)
Si viviste en la década del 60 al 80, esto te pudo suceder. Edito este anónimo para que pensemos que todo tiene su tiempo oportuno.
De niños andábamos en autos que no tenían cinturones de seguridad, ni bolsas de aire... Ir en la parte de atrás de una camioneta era un paseo especial y todavía lo recordamos. Nuestras cunas tenían colores alegres
No teníamos tapas con seguro contra niños en las botellas de medicina, Cuando montábamos bicicleta no usábamos casco. Tomábamos agua de la manguera del jardín y no de una botella de agua mineral. Gastábamos horas y horas construyendo nos carritos de chatarra y los que tenían la fortuna de tener calles inclinadas los echaban a andar ladera abajo y en la mitad se acordaban que no tenían frenos. Después de varios choques con los matorrales aprendimos a resolver el problema. Sí, nosotros chocábamos con matorrales, no con autos.
Salíamos a jugar con la única condición de regresar antes del anochecer. El colegio duraba hasta el mediodía, llegábamos a casa a almorzar. No teníamos celular así que nadie podía ubicarnos.
Nos rompíamos un hueso, perdíamos un diente, pero nunca hubo una demanda por estos accidentes. Nadie tenía la culpa sino nosotros mismos. Comíamos bizcochitos, pan y mantequilla, tomábamos bebidas con azúcar y nunca teníamos exceso de peso porque jugábamos...
Compartíamos una bebida entre cuatro... tomando en la misma botella y nadie se moría por esto. No teníamos nintendo, juegos de vídeo, 69 canales de televisión en cable, videograbadoras, celulares personales, computadoras, sino que TENÍAMOS AMIGOS.
Salíamos, nos subíamos en la bicicleta o caminábamos hasta la casa del amigo, tocábamos el timbre o sencillamente entrábamos sin tocar y allí estaba y salíamos a jugar, en el mundo cruel ¡sin un guardián! ¿Cómo hacíamos?. Hacíamos juegos con palitos y pelotas de trapos, en algún equipo que se formaba para jugar un partido; no todos llegaban a ser elegidos y no pasaba ningún desencanto llevado a trauma. Algunos estudiantes no eran tan brillantes como otros y cuando perdían un año lo repetían. Nadie iba al psicólogo, al psicopedagogo, nadie tenía dislexia ni problemas de atención ni hiperactividad, simplemente repetía y tenía una segunda oportunidad.
Teníamos libertad, fracasos, éxitos, responsabilidades y aprendimos a manejarlos. La gran pregunta es ¿Cómo hicimos para sobrevivir? y, sobre todo para ser las grandes personas, que somos ahora. ¿Eres tú uno de esa generación?
Cada cual juzgue si el pasado o el presente es mejor; lo vital es que el tiempo con Dios, lo disfrutemos ahora, antes de morir, para adorar a Dios y servir al prójimo. Ore por nosotros.
ORACIÓN:
Padre, gracias porque ahora puedo adorarte con plenitud...
COMUNIDAD
CRISTIANA
JESUS EL SALVADOR
Dise챰o Grafico By Pastora Lucy