Ejemplo de fe
Aunque lejos de ser perfecto, Abraham era un hombre de Dios, y en la Biblia, aun en el Nuevo Testamento, se le usa como un ejemplo de fidelidad y de lo que significa ser salvo por la fe (ver Gén. 15:6; Gál. 3:6).
Lee Hebreos 11:8 al 19. ¿Qué nos dice acerca de Abraham y su fe, que es
muy importante para el que quiera ser un misionero para Dios, en
cualquier situación que sea posible?
Dios quería usar a Abraham, pero lo primero que este tuvo que hacer fue dejar atrás su pasado. La lección aquí es obvia para cualquiera de nosotros, especialmente para los que tenemos un pasado que no está en armonía con la voluntad y la Ley de Dios, lo que nos incluye a todos.
Sorprende también el hecho de que Abraham salió, “sin saber a dónde iba” (Heb. 11:8). La mayoría de los misioneros sabe a dónde va en el sentido geográfico. En otro sentido, cuando cualquiera de nosotros da el gran salto de fe y entrega su corazón por completo a Dios, realmente no sabe (por lo menos en el corto plazo) adónde se encontrará al final (aunque a largo plazo la certeza es absoluta). Si lo supiéramos, no se requeriría mucha fe; por ello, no saber es un pre-requisito para ser realmente capaz de vivir por fe.
Otro punto aquí es que Abraham esperaba “la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios” (vers. 10). Abraham mantuvo en su mente el cuadro grande; sabía que, sin importar cuáles fueran las luchas y las dificultades, al final, el esfuerzo habría valido.
También sabía que no era un mero extranjero en “la tierra prometida”, sino que era uno de los “extranjeros y peregrinos sobre la tierra” (vers. 13). Por precioso que este mundo y nuestras vidas en él parezcan ahora –que es todo lo que tenemos por el momento–, no son la historia completa.
Y, por supuesto, el mayor ejemplo de fe en el Antiguo Testamento fue lo que Abraham estuvo dispuesto a hacer con su hijo sobre el monte Moriah, por orden de Dios.
¿De qué maneras has experimentado lo que significa “salir” por fe? ¿Qué dificultades tuviste que afrontar? ¿Qué gozos experimentaste? Sabiendo lo que sabes ahora, ¿qué podrías haber hecho en forma diferente?
Cristo te ama y yo tambien, alabaaaaaaaaaaa y gozateeeeeeeeee.
Dios quería usar a Abraham, pero lo primero que este tuvo que hacer fue dejar atrás su pasado. La lección aquí es obvia para cualquiera de nosotros, especialmente para los que tenemos un pasado que no está en armonía con la voluntad y la Ley de Dios, lo que nos incluye a todos.
Sorprende también el hecho de que Abraham salió, “sin saber a dónde iba” (Heb. 11:8). La mayoría de los misioneros sabe a dónde va en el sentido geográfico. En otro sentido, cuando cualquiera de nosotros da el gran salto de fe y entrega su corazón por completo a Dios, realmente no sabe (por lo menos en el corto plazo) adónde se encontrará al final (aunque a largo plazo la certeza es absoluta). Si lo supiéramos, no se requeriría mucha fe; por ello, no saber es un pre-requisito para ser realmente capaz de vivir por fe.
Otro punto aquí es que Abraham esperaba “la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios” (vers. 10). Abraham mantuvo en su mente el cuadro grande; sabía que, sin importar cuáles fueran las luchas y las dificultades, al final, el esfuerzo habría valido.
También sabía que no era un mero extranjero en “la tierra prometida”, sino que era uno de los “extranjeros y peregrinos sobre la tierra” (vers. 13). Por precioso que este mundo y nuestras vidas en él parezcan ahora –que es todo lo que tenemos por el momento–, no son la historia completa.
Y, por supuesto, el mayor ejemplo de fe en el Antiguo Testamento fue lo que Abraham estuvo dispuesto a hacer con su hijo sobre el monte Moriah, por orden de Dios.
¿De qué maneras has experimentado lo que significa “salir” por fe? ¿Qué dificultades tuviste que afrontar? ¿Qué gozos experimentaste? Sabiendo lo que sabes ahora, ¿qué podrías haber hecho en forma diferente?
Cristo te ama y yo tambien, alabaaaaaaaaaaa y gozateeeeeeeeee.