mayo 10, 2014

HUDSON TAYLOR, MISIONERO DE DIOS


 
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HUDSON TAYLOR, MISIONERO DE DIOS

MAYO
DIA 10
Santiago Taylor había trabajado muchos años predicando en Barnsley, en el norte de Inglaterra. Cuando en 1830 llegó a conocer las necesidades del vasto imperio chino, pidió fervorosamente a Dios que le concediese un hijo, y que éste pudiera consagrarse a evangelizarlo.
Dos años más tarde, el 21 de mayo de 1832 les nació un niño, al cual pusieron por nombre Hudson. A la edad de quince años este muchacho fue ganado al Señor. Lleno de gozo por el perdón de sus pecados y la salvación perfecta que poseía, pidió a Dios que le señalase una tarea especial en la que pudiese servirle durante toda su vida.
Presentó solemnemente su cuerpo, alma y espíritu, ante el altar invisible del Señor, comprendiendo que no se pertenecía a sí mismo, sentimiento éste que lejos de abandonarlo fue cada vez más profundo en su ser. Pronto le fue evidente que Dios quería emplearlo para su servicio en la China. Se puso a estudiar medicina. Llevaba una vida austera, viviendo sin ambición alguna para las cosas del mundo, consagrando liberalmente sus recursos para la obra del Señor, y aprendió desde joven a vivir dependiendo de Dios, y esperando todo por medio de la oración.
Fue ricamente fortalecido por gloriosas experiencias que le hicieron comprender la realidad de un Dios que oye el clamor de los que en él confían. Vivía iluminado por la expectativa de la segunda venida de Cristo, y esta bienaventurada esperanza alumbró siempre su carrera.
En Londres, Hudson Taylor entró en contacto con la Sociedad para la evangelización de la China, y el otoño del año 1853 se embarcó con rumbo al Extremo Oriente. Salvado milagrosamente en la travesía, pudo desembarcar en Shanghai, donde pronto se halló rodeado de dificultades imprevistas.
El año 1856 Taylor dio principio a una obra en Ningpó, la cual se presentaba llena de promesas. Su primer prosélito fue uno de los jefes del budismo. En este tiempo Taylor resolvió romper su conexión con la Sociedad que le había enviado, porque ésta, en momentos de crisis, se valía de empréstitos para pagar a sus obreros.
Él tenía una conciencia muy delicada sobre el asunto de tener deudas, y creía firmemente que el Señor no podía apoyar esta manera de sostener la obra. Después de un profundo combate interior resolvió separarse de sus compañeros, para trabajar del modo que él juzgaba más en conformidad con la voluntad del Señor.
Sobre las paredes de su habitación colgó estos dos textos: “Hasta aquí nos ayudó Jehová” y “El Señor proveerá”. Una mirada lanzada sobre estos pasajes, cuando le faltaba pan, vestido o cualquier otra cosa, bastaba para darle coraje, y durante tres años de activos y fecundos trabajos Dios le sostuvo milagrosamente.
Taylor era un hombre que personificaba el lema de Carey: “Emprender grandes cosas para Dios, y esperar grandes cosas de Dios”. En 1881 reclamaba 70 obreros más. Tres años más tarde 76 habían respondido al llamamiento. Varetto, J. C. (1984) JPCEB
Murió en Changsha, China. Gran misionero de Dios.

ORE:
Padre, llena de salud a misioneros en la China; en la Radio, TV y en todo el mundo.
 
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