febrero 16, 2010

LA VACA, LA ROCA Y LA SERPIENTE

LA VACA, LA ROCA Y LA SERPIENTE

FEBRERO

DIA 16

Lectura: Números 19-21

En Números 19, Si una persona tocaba un muerto, tenía que ofrecer una vaca rojiza; perfecta, sin falta, y que nunca haya llevado yugo. Luego el sacerdote Eleazar, la degollaba fuera del campamento, tomaba la sangre con su dedo y la rociaba siete veces en la parte delantera del Tabernáculo de reunión.

Después quemaba, la vaca, su cuero, su carne y su estiércol; y finalmente el sacerdote lavaba su vestidura y su cuerpo. Un hombre puro recogía las cenizas de la vaca para el agua de la purificación, que servía para toda persona que tocaba un cadáver. La persona que no se purificaba contaminaba el Tabernáculo y tenía que ser eliminada.

En Números 20: 8,11. "Y Jehová dijo a Moisés: Toma la vara y reúne a la congregación…y hablad a la peña a la vista de ellos. Ella dará su agua; así sacarás para ellos aguas de la peña, y darás de beber a la congregación y a sus bestias…Y alzando su mano, Moisés golpeó la peña con su vara dos veces. Brotó agua en abundancia, y bebió la congregación y sus bestias" Hay una lección, el Señor le dijo claramente que hable a la peña, para que surja agua, y satisfaga la necesidad de la gente y de los animales. Moisés, no hizo esto, sino que se robó la atención y la gloria para sí mismo, al golpear la peña y por dos ocasiones. Dios intervino, y lo censuró y lo sentenció para que no entrara a la tierra prometida.

Israel era un pueblo muy quejón. En Números 21:5 "Pero se desanimó el pueblo por el camino y comenzó a hablar contra Dios y contra Moisés: ¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para que muramos en este desierto? Pues no hay pan ni agua, y estamos cansados de este pan tan liviano" El Señor intervino enviando serpientes venenosas para que muerdan al pueblo, y para que reconozcan su pecado, y en efecto así ocurre, la gente confiesa su pecado y pide ayuda a Moisés. El Señor ordena a su siervo que haga una serpiente de bronce para que toda persona que la mire, siga con vida.

MEDITE:

¿Me quejo por todo? ¿Doy la gloria a Dios, en mi vida?