Las Siete Intervenciones Divinas
Apocalipsis 14:1-20
Los cantores El primer ángel y su Evangelio El segundo ángel y la caída de Babilonia El tercer ángel y la condenaciónEl cuarto ángel y su bienaventuranza El quinto ángel y la siega El sexto ángel y la vendimia
Este capítulo de Apocalipsis es en su mayor parte un paréntesis de carácter anticipatorio. Los capítulos 14 al 16 describen los preparativos para el juicio mesiánico y ofrecen una mezcla de cantos y lamentos, música y miseria, gozo y juicio, gloria y abatimiento, cielo e infierno. El capítulo 14 contiene una serie de siete intervenciones divinas de gracia y juicio y constituye una respuesta al clamor del remanente: "¿Por qué estás lejos, oh Jehová, y te escondes en el tiempo de tribulación?" (Salmo 10:1). El repetido lamento "¿Hasta cuando, oh Señor?" encuentra aquí una respuesta, una nota de consuelo al corazón, pensando en la mortandad, la miseria y la angustia que sufrimos en nuestros días abrumados por la maldad y destrozados por la guerra. ¿Será posible que Dios nunca muestre su mano? ¿Estará siempre la victoria de parte de las fuerzas de iniquidad? ¿Ha abandonado Dios a sus santos a la voluntad del enemigo? ¿Cuándo intervendrá el Señor?
Este capítulo prueba que Dios tendrá su día. Es probable que los molinos de nuestro Dios parezcan demorarse en triturar, pero podemos estar totalmente seguros de que sí triturarán. El capítulo está bien ubicado en el libro, ya que sirve como preludio a los juicios sobrenaturales de Dios. Los capítulos 12 al 14 forman un episodio de interés dramático; una sola profecía enlazada. Los capítulos 12 y 13 describen los hechos del dragón y las bestias. La verdad ha caído hasta las calles; la sangre de los mártires corre abundantemente como el agua; el desafío público a Dios es el orden del día. El bien está casi eliminado de la tierra (Salmo 4:6) y la fe ha desaparecido (Lucas 18:8). La escena profética en su totalidad se ha convertido en el campo de juego de Satanás.
Pero se respira con mucha más libertad en el capítulo 14. El segador divino está a la puerta. La horripilante iniquidad de la tierra está por terminar. Por encontrarse entre las trompetas y las copas, este capítulo catorce contiene el sonido del toque de muerte para gobernantes y hombres crueles, arrogantes y blasfemos. La carga acumulada de angustia y desesperación desaparecerá ahora del corazón del pueblo perseguido de Dios.
Este capítulo, como un todo, contiene un contraste entre el Cordero y los 144.000 judíos sellados, las naciones y el anticristo, los seis ángeles y los mensajes que anuncian y las dos hoces y su vendimia.
1. Los cantores y su canto (14:1-5)
En estos cinco versículos tenemos una de las escenas más notables del Apocalipsis. Esta es una vista brillante y encantadora, una calma después de la tempestad: ¡De la tiranía de la bestia al triunfo con el Cordero! Es en verdad una transición bienvenida. Consideremos ahora a estos santos, quienes no estarán más expuestos a la prueba, sino que se les hará sentar en una posición de realeza.
A. Su Salvador
Se le da prominencia al Cordero en el monte de Sión, y alrededor de El se congrega esta multitud de cantores. El Apocalipsis es esencialmente un libro del Cordero. El Señor es presentado como tal unas veintisiete veces. Y es visto como el Cordero inmolado. Por las heridas que hay en su cuerpo le será otorgada la soberanía. Aquí en este capítulo nos encontramos con una visión anticipada de la venida de Cristo en poder. El cordero ensangrentado es ahora el Cordero que marcha hacia su última victoria. Sus escogidos han sido como corderos en medio de lobos, y el rebaño ha sido hostigado por la "bestia salvaje". Pero ellos vencieron por la sangre del Cordero y ahora se encuentran felices a su lado.
B. Su ubicación
Esta distinguida multitud se encuentra de pie sobre el monte de Sión, el lugar elegido como sede del glorioso reino de mil años de Cristo y sus santos. El Cordero ha dejado su posición en medio del trono y se encuentra ahora en el monte de Sión. Aquí se encuentra el asiento del poder real, de la intervención de Dios en gracia, de la soberanía de Dios, todo lo relacionado con Israel. El nombre "Sión" sólo se menciona una vez en el Apocalipsis y es un término extremadamente interesante. Así lo expresaba un escritor: "De las ciento diez veces que se menciona a Sión, noventa de ellas se refieren al gran amor y el afecto del Señor por ella, por lo que el lugar tiene un significado muy grande." Para el judío, Sión es rica en recuerdos sagrados (Isaías 2, Salmo 2:6). ¡Después de tanta espera, el Rey de Dios se encuentra por fin sobre el monte de Sión y alrededor de El están sus redimidos como súbditos y servidores amantes y fieles!
C. La cantidad de redimidos
Aquí se menciona un número específico de redimidos. Nos encontramos con otras 144.000 personas y la pregunta es: "¿Quiénes son estos cantores sellados?" ¿Es esta gran multitud el mismo grupo de 144.000 del capítulo 7? Un expositor ha sugerido que este grupo del capítulo 14 representa solamente una parte de la gran cosecha de los santos redimidos de la Tribulación, una "primera entrega" distinguida por sus excelentes servicios espirituales. Se pueden trazar similaridades entre estas dos compañías. En cada una tenemos el mismo número, 144.000. Ambos grupos se encuentran en el monte Sión, son sellados en sus frentes y se encuentran felizmente a salvo de la prueba.
La repetición del número, sin embargo, no prueban que estas dos corporaciones sean una misma. Walter Scott opina que "los 144.000 aquí descritos son de Judá; una compañía de número similar de todo Israel (7:4) forma una visión separada. . . Estos son los judíos que se mantuvieron firmes con respecto a los derechos de Dios y el Cordero; ahora son declarados públicamente como posesión de El. . . Son 144.000 judíos santos que ocupan los puestos de mando en el reino terrenal del milenio." El 144.000 indica plenitud y número de gobierno.
D. Su sello
En contraste con los 144.000 del capítulo 7, quienes fueron sellados como los "siervos de nuestro Dios", estos 144.000 del capítulo 14 son sellados en sus frentes con el nombre del Cordero y el nombre de su Padre. El sello, por supuesto, constituye una señal de propiedad y de garantía o preservación. En cuanto a su bello emblema de bienaventuranza, William Neweil asegura que declara a quién pertenecen, describe su persona y anuncia su destino.
Es evidente que el sello de estos confesores de Cristo está en contraste con la marca de la bestia en cada uno de sus adoradores. "Se nos ocurre," dice Neweil, "que la presencia de ese sello celestial sobre las frentes de los del remanente del capítulo 7 en adelante es tan evidente para los hombres, que Satanás se ve obligado a intervenir para contrarrestar su influencia demandando el sello opuesto en la frente de sus devotos. Esto es más significativo especialmente cuando nos damos cuenta de que Dios cuida (como se ve en 9:4) de aquellos que tienen su sello, el cual los preserva de los ayes a los cuales los demás están expuestos.
E. Su canto
Las voces que Juan escuchó en el cielo eran como el estruendo de muchas aguas y como la voz de un gran trueno. Como es la voz de Dios, así es la de los arpistas celestiales, quienes están en armonía con los que están sobre el monte de Sión. La multitud de los arpistas-cantores del cielo y la compañía preservada dejudá forman un gran coro. Las arpas asociadas con los cantores componen la alabanza coral de los redimidos y las huestes celestiales. Los cantos y la música de arpas están tan bellamente combinados, que se los describe como voz majestuosa de muchas aguas y poderosa como un gran trueno.
La canción que sabían los arpistas celestiales y que solamente los 144.000 sellados podían aprender es descrita como "un cántico nuevo". El cántico viejo estaba relacionado con la creación: "Cuando alababan todas las estrellas del alba, y se regocijaban todos los hijos de Dios" (Job 38:7). Este cántico nuevo tiene como tema central la redención. Es la razón por la cual se hace referencia a él como el cántico de Moisés y del Cordero. Dios está unido al cántico viejo. Mientras que es el Cordero quien está unido al cántico nuevo. Las manifestaciones del poder de Dios para Israel, combinadas con su gracia actual para con su pueblo judío y para con nosotros parece ser el pensamiento tanto en el cántico de Moisés como en el del Cordero (Apocalipsis 15:3).
BENDICIONES
PASTORA LUCY
ADMINISTRADORA
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