LA SANTIDAD DE DIOS
SEPTIEMBRE
DIA 29
Cuando era niño, me encantaba leer sobre el Santo, el luchador, luego la idea de santo, era de una persona que hacía milagros; así crecí con una mentalidad distorsionada de lo significaba ser santo.
Posteriormente conocí a Jesucristo como Salvador y Señor, y entonces entendí un poco más sobre la santidad de Dios. Realmente, el término es más que una obra milagrosa, es un atributo del mismo Dios, que en esencia es Santísimo.
Dice, Levítico 19:2 “Que hablara con toda la asamblea de los israelitas y les dijera: "Sean santos, porque yo, el Señor su Dios, soy santo”.
En cuanto a la santidad de Dios, Mock dice: “Dios es moralmente excelente, perfectamente puro y absolutamente separado del pecado y la maldad. Su santidad es lo que distingue a Dios y lo hace divinamente diferente de todos los demás”.
Ninguna religión, ni personalidad humana, debería ostentar el título de Su Santidad, ni Santísimo, porque esos términos son propios de Dios, quien es El Santísimo por excelencia.
Ahora bien, reflexionemos en la santidad de Dios: Uno, cuando Isaías, el profeta, fue llamado por Dios, vio a los serafines que anunciaban con grandes voces: “Santo, Santo, Santo. Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria” (Isaías 6:3) Dos, Isaías reconoce su miserable condición y pecado; Tres, para reconocer la grandeza de Dios.
Mi amigo(a) cuando reconocemos que Dios es Santo, que no conoce el pecado, y que Él quiere que seamos puros y santos en todo, es realmente un desafío. Dedíquese a Dios, para servirle con pensamientos, palabras y acciones que agraden al Señor.
Le animo a que adore a Dios, y sea santo, porque Él es Santo, Puro y que aborrece el mal. Bendito sea el Dios Santísimo por toda la eternidad. ¿Vive en santidad de vida?
ORACIÓN:
Padre, guíame a considerar seriamente tu Santidad, siempre.
PASTORA LUCY DESIGN
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