ALABE AL DIOS GRANDE Y MISERICORDIOSO
Lea: Salmos 132-138
JUNIO
DIA 16
Dios promete y cumple. El pueblo hebreo creía
en un solo Dios y quería en el celo de David expresar su adoración
construyendo un Templo a Dios y tener como centro de todo al Señor. Hoy
el templo físico la Iglesia, es nuestro lugar central de alabanza.
Adore a Dios en cualquier sitio y aprenda a crecer en la comunidad de
creyentes, dice: Salmo 132.
El Salmo 133, era particularmente aprovechado para ser cantado por
los peregrinos que acudían a Jerusalén con motivo de las grandes
fiestas, ya que esas celebraciones nacionales estrechaban los lazos
fraternales entre los miembros del pueblo de Dios. En la armonía,
los hermanos habitan en la llenura del Espíritu. Hoy nos falta ser
cristianos unidos.
El Salmo 134, es un himno de alabanza. Antes de retirarse del Templo,
el pueblo pide a los sacerdotes que sigan alabando a Dios durante la
noche. Los sacerdotes responden impartiendo una bendición. Tenemos que
bendecir al Señor, es decir, hablar bien de Él; pues, una persona que
maldice, es impía en su vida y en sus actos. Es mejor bendecir y alabar
al Señor para expresar lo que nuestro corazón siente y vive.
Salmo 135: “Yo sé que el Señor, nuestro Soberano, es más grande que
todos los dioses”vs5 No podemos medir la grandeza de Dios, el sol está
a 150 millones de kilómetros de la tierra; Él es más grande que el
mismo sol. Es más grande que la misma Vía Láctea que es la galaxia que
forma parte la tierra; la cual es una de entre miles de millones de
otras galaxias, (conjunto formado por un inmenso número de estrellas)
El Salmo 136, el gran "Halel" o "Gran aclamación", que los judíos
recitan al final de la cena pascual. La palabra misericordia, es una
expresión muy rica, tiene diversos significados, que incluye las ideas
de bondad, fidelidad y amor. Dios es bueno, es absolutamente bondadoso.
La misericordia de Dios es eterna y se reveló en Jesucristo al
creyente.
El Salmo 137, evoca primero la tristeza, la nostalgia y la humillación
de los que han sido arrancados de su Patria. Luego viene el juramento
de mantener vivo el recuerdo de Jerusalén y del monte de Sión, centro
espiritual de la vida nacional y religiosa. Finalmente, hay una
apasionada imprecación contra aquellos que ocasionaron la ruina de
Israel.
En el Salmo 138, los israelitas oraban dirigiéndose al lugar Santísimo
del Templo, con las manos levantadas. Podemos orar y alabar al Señor
por las siguientes razones: Por el nombre de Jehová, que refleja su
persona y su carácter. Además Él ha engrandecido su nombre, que es
digno de toda reverencia. Por su bondad divina, el ser humano no merece
nada, es liberado por la gracia de Dios, para tener comunión con
Él. Aleluya.
ORE:
Padre, te alabo porque para siempre es tu misericordia y fidelidad.
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