abril 11, 2015

El Perdon

Santooooooo, alabaaaaaaaaa, Me siento mas que agradecida de Dios por tantas cosas que Dios ha hecho en mi. Me ha dado paz, me ha dado amor, me ha dado el perdon y me ha dado el don de perdonar, porque que importante es el perdon, el que no perdona no puede ser perdonado por Dios y no solamente eso sino que podemos perder la salvacion de nuestras almas, y que valiosa es esa salvacion que la tenemos que cuidar con temor y temblor. Alabaaaaaaaaaaa y gozateeeeeeeeeeee.
Meditacion del dia
La falta de perdón, un engaño de Satanás para mantenerlo encadenado
"Más bien, sed bondadosos y misericordiosos los unos con los otros, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo."
La práctica del perdón
En el camino que lleva a la reconciliación hay un paso fundamental: el perdón. Es el sello que rubrica el final de una disputa y constituye el ingrediente más distintivo del cristiano en cualquier conflicto. El perdón está en el corazón mismo del Evangelio. Todo el mensaje cristiano gira alrededor del perdón de Dios a través de la cruz de Cristo y nos impele a nosotros, como discípulos suyos, a ofrecer o a suplicar perdón allí donde sea necesario. Fallar u obedecer en este punto viene a ser un test básico de nuestra madurez cristiana.
El Perdon
La fuerza del perdón...
Guardar rencor hacia quien nos ofendió se convierte en una carga difícil de soportar. Conforme pasa el tiempo, se torna más pesada. Nos roba la paz. Lleva a que nuestras acciones y pensamientos estén volcados hacia el ofensor. El resentimiento toma forma. Se convierte en una sombra que nos sigue a todas partes.
Olga Lucía experimentó esta situación pero decidió liberarse. Lo hizo en una forma inusual. Perdonó a quien le causó el daño. Pudo recurrir a la venganza –muchos lo habrían hecho—pero sabía que no era el camino indicado. Por el contrario, habría agravado el asunto.
El apóstol Pablo enfrentó una situación similar. Pese a sus desvelos por ayudar al prójimo y predicar la Palabra de Dios, alguien en particular se empeñaba en tornarle la vida imposible. Lo difamaba. Desconocía su autoridad. Cuestionaba su ministerio. ¿Qué hizo Pablo?¿Cuál fue su reacción?¿Qué camino tomó? Las respuestas a este y otros interrogantes, las hallamos en la segunda carta a los Corintios, capítulo dos, versículos del cinco al once. A partir de ese texto, podemos aprender varios principios de vida cristiana práctica.

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