Dios inventó el sexo
¡Oh, si él me besara con besos de su boca! Porque mejores son tus amores que el vino… He aquí que tú eres hermosa, amiga mía; he aquí eres bella. Cantares 1:2,15.
El tema central
del libro Cantar de los Cantares tiene que ver con las mutuas
declaraciones de amor entre una pareja de enamorados. Y estas
manifestaciones, además de estar saturadas de expresiones llenas de
ternura y amor verdadero y puro, también incluyen vividas descripciones
eróticas, tanto de lo que sienten el uno por el otro, como de aquellos
aspectos físicos y hasta de las zonas erógenas que atraen tanto al varón
como a la mujer de esta pareja.
¿Por qué fue incluido dentro del canon este libro que pareciera no tener nada de religioso? Hay dos razones básicas: en primer lugar, porque en varios pasajes de la Biblia, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, Dios representa su relación intensamente amorosa con su pueblo mediante la figura del matrimonio (ver, por ejemplo, Isa. 54:5; todo el libro de Oseas; Efe. 5:25-27; Apoc. 21:2). Y, en segundo lugar, lo que nos enseña, precisamente por lo anterior, es que el amor de pareja no encierra nada de malo, incluyendo la atracción y la relación sexual legítimas, que son usadas como símbolo de la unión de Dios con sus hijos.
Cuando Dios terminó de crear al mundo, el Génesis dice que “…vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera” (Gén. 1:31). En esta creación, que era buena “en gran manera”, estaba incluido el hombre, con todo lo que implica la anatomía y la psicología humanas. Es decir, no fue el pecado lo que dotó al hombre y a la mujer de sus zonas erógenas, de sus aparatos reproductores y de todas las terminaciones nerviosas que recorren su cuerpo, que, cuando son estimuladas, producen profundas sensaciones de placer y satisfacción. Fue Dios quien “planeo” todo lo relacionado con la sexualidad; por lo tanto, la sexualidad forma parte de un diseño divino.
Correctamente entendido, y cuando se lo experimenta de acuerdo con el plan de su Diseñador, el sexo contribuye no solo a la reproducción de la especie, sino también a la unión de las parejas, a su placer, su deleite, y su salud mental y emocional.
¡Qué maravilloso Creador tenemos!
Cristo te ama y yo tambien, alabaaaaaaaaaaaaaa y gozateeeeeeeeee.
¿Por qué fue incluido dentro del canon este libro que pareciera no tener nada de religioso? Hay dos razones básicas: en primer lugar, porque en varios pasajes de la Biblia, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, Dios representa su relación intensamente amorosa con su pueblo mediante la figura del matrimonio (ver, por ejemplo, Isa. 54:5; todo el libro de Oseas; Efe. 5:25-27; Apoc. 21:2). Y, en segundo lugar, lo que nos enseña, precisamente por lo anterior, es que el amor de pareja no encierra nada de malo, incluyendo la atracción y la relación sexual legítimas, que son usadas como símbolo de la unión de Dios con sus hijos.
Cuando Dios terminó de crear al mundo, el Génesis dice que “…vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera” (Gén. 1:31). En esta creación, que era buena “en gran manera”, estaba incluido el hombre, con todo lo que implica la anatomía y la psicología humanas. Es decir, no fue el pecado lo que dotó al hombre y a la mujer de sus zonas erógenas, de sus aparatos reproductores y de todas las terminaciones nerviosas que recorren su cuerpo, que, cuando son estimuladas, producen profundas sensaciones de placer y satisfacción. Fue Dios quien “planeo” todo lo relacionado con la sexualidad; por lo tanto, la sexualidad forma parte de un diseño divino.
Correctamente entendido, y cuando se lo experimenta de acuerdo con el plan de su Diseñador, el sexo contribuye no solo a la reproducción de la especie, sino también a la unión de las parejas, a su placer, su deleite, y su salud mental y emocional.
¡Qué maravilloso Creador tenemos!
Cristo te ama y yo tambien, alabaaaaaaaaaaaaaa y gozateeeeeeeeee.
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