Los Siete Personajes del ApocalipsisApocalipsis 12:1 —13:18
1. La mujer vestida del sol 2. El dragón escarlata 3. El Hijo varón 4. Miguel y sus ángeles 5. El remanente y su simiente 6. La Bestia del Mar 7. La bestia de la tierra ¿Qué significa el # 666
El final de Apocalipsis 11 nos dejó con la tragedia y el triunfo de los dos testigos fieles. Los capítulos 12 y 13 nos traen al surgimiento y reinado de las dos horribles bestias. Se notará que casi cada versículo de estos dos capítulos altamente dramáticos comienza con la conjunción "y" (31 en total), mostrando la unidad prevaleciente a través de esta sección del Apocalipsis. Los capítulos 12, 13 y 14 forman una sola profecía enlazada.
Llegamos ahora al corazón del Apocalipsis. El escenario está arreglado y el drama de los siglos va a comenzar. Vamos ahora a presenciar el choque de las fuerzas celestiales, humanas e infernales. Cristo recibe autoridad y adoración en los capítulos 4 y 5, donde tenemos el escenario divino para juicio. Aquí, en los capítulos 12 y 13, Satanás recibe la adoración del hombre, y tenemos el escenario diabólico del juicio.
Dos veces tenemos la palabra "maravilla" (12:1, 3), que en el griego significa "señal". Las señales que fueron antes profetizadas están ahora aquí. El término significa verdades y sucesos portentosos. La palabra aparece de nuevo en 13:3 ("y se maravilló toda la tierra en pos de la bestia") y en 13:13 ("También hace grandes señales"). Maravilla significa "señal" y está asociada con el significado y la naturaleza de la obra realizada. A Juan le fueron dadas estas señales desde el cielo (1:1). Por supuesto el elemento de maravilla está en la cosa misma. (Vea Mateo 24:3, 24; Juan 4:48; Hechos 2:22; 5:12.) Las dos señales aparecieron en el cielo, para indicar que todas las intenciones de Dios son conocidas allí. Aparecieron no simplemente en el espacio sino en el cielo, más allá (11:19). El adjetivo granad, una palabra característica del Apocalipsis, se usa seis veces en el capítulo 12, y lo revela como un capítulo de grandes temas.
1. La mujer vestida del sol (12:1, 2)
La primera aparición de una figura femenina en el Apocalipsis es en 2:20. En total tenemos cuatro mujeres representativas en el Apocalipsis, cada una de las cuales es la expresión de una corporación de personas dentro de un sistema.
1. Jezabel (2:20) — La iglesia corrupta del pasado.
2. La mujer investida con la plenitud de autoridad gubernamental (12:1)—Israel.
3. La gran ramera (17:1) — La iglesia corrupta del futuro.
4. La novia, la esposa del Cordero (19:7) — La Iglesia glorificada en el cielo.
Se proponen varias identidades para "la mujer vestida del sol." Algunos dicen que es María. (María fue de hecho la mujer judía que dio a luz al Hijo Varón, Jesús.) Otros identifican a la mujer vestida del sol como la Iglesia, la madre de todos nosotros. También hay quienes dicen que lo que se indica aquí es la cristiandad.
Pero nosotros creemos que la mujer es Israel. La nación de Israel es designada a menudo como una mujer casada (Isaías 54:1-6; Jeremías 3:1-11; Oseas 2:14-23). Jesús procedía de la tribu de judá. Es verdad que tanto Israel como la Iglesia están íntimamente relacionados con Cristo: Israel como madre y la Iglesia como esposa. Fue Israel, sin embargo, quien llegó a ser la madre del Mesías (Isaías 9:6; Miqueas 5:2; Romanos 9:5; etc.). Un pasaje como Isaías 54:1 es muy expresivo:
"Regocíjate, oh estéril, la que no daba a luz; levanta canción y da voces de júbilo, la que nunca estuvo de parto; porque más son los hijos de la desamparada que los de la casada, ha dicho Jehová." Sostener que la mujer es la Iglesia, significaría que ella habría dado a luz a Cristo. Pero, ¿no fue la angustia de El la que hizo nacer a la Iglesia? "El la compró con su sangre."
El simbolismo del sol, la luna y las estrellas sugiere un sumario de la historia de Israel, como se da en Génesis 37:9, donde la familia completa es representada en forma similar. En las luminarias celestiales tenemos la presentación de un completo sistema de gobierno. Estas luminarias simbolizan las doce cabezas tribales vistas en la perspectiva de la restauración nacional.
A. Vestida del sol
Aquí tenemos a la nación de Israel descrita como portadora de luz y autoridad divinas y sobrenaturales. Aún será "Israel mi gloria". O bien, el sol puede representar a Cristo, a quien Israel reconocerá como el Sol de justicia.
B. La luna debajo de sus pies
Así como la luna está subordinada al sol y deriva su luz de él, toda la gloria e influencia de Israel se derivan de Aquél que le dio existencia. La luna brilla en la noche, e Israel va a dar su luz, su brillante testimonio, en medio de la oscuridad mundial de la Tribulación.
C. Una corona de doce estrellas sobre su cabeza
Por las doce estrellas nosotros entendemos las doce tribus de Israel. En el sueño de José (Génesis 37:9) la futura gloria de estas tribus está simbolizada en la misma forma. La gloria y el gobierno futuros de Israel, por consiguiente, están representados aquí. La nación israelita será investida con el esplendor y la plenitud de la autoridad gubernamental sobre la tierra. El doce, como sabemos, es el número referente al gobierno.
D. Los dolores de parto
La metáfora del nacimiento de un niño es común en las Escrituras (Juan 16:21; Gálatas 4:19; etc.). El dolor, tal como es usado por Juan, no es literal, porque la mujer es un símbolo. Con un pasaje como Isaías 66:7 ante nosotros, no tenemos dificultad en reconciliar la angustia maternal como la que se aplica a Israel.
"La angustia y el dolor se refieren a la hora de prueba que vendrá sobre Israel," dice Walter Scott. "Pero antes de la gran Tribulación, nace el Mesías, el Hijo varón. El profeta Miqueas confirma esto en un pasaje claro e inequívoco. Después de referirse al nacimiento del Mesías (5:2), añade: 'Pero los dejará hasta el tiempo que dé a luz la que ha de dar a luz; y el resto de sus hermanos se volverá con los hijos de Israel' (v. 3). El dolor de parto de la mujer tiene lugar por lo menos dos mil años después del nacimiento del Mesías y se refiere a su angustia en la Tribulación venidera. Antes que estuviese de parto, dio a luz; antes que le viniesen dolores, dio a luz un hijo."
Las angustias de Israel han sido numerosas en su historia pasada y presente y culminarán en la peor angustia jamás experimentada. Terrible dolor será el suyo después de que el hombre de pecado rompa el pacto de siete años que garantizaba su protección.
¿Por qué, entonces, está la angustia de la mujer relacionada de esta manera especial con el nacimiento del Mesías?
Primero, notemos que el largo período presente del rechazo de Israel, el cual tiene lugar entre el nacimiento y la angustia, pasa desapercibido en el capítulo que estamos estudiando. Este es un paréntesis cuya historia no se da en la profecía, pero se encuentra en otras partes.
Segundo, muestra el profundo interés que el Mesías tiene por su pueblo. El preparó la Tribulación e hizo provisión para que se conociera con claridad desde hace siglos (Mateo 24:15-22).
Tercero, en los tiempos en que los sucesos de nuestro capítulo tengan lugar, la nación judía sufrirá su terrible dolor, y el objeto de volver en la historia al nacimiento de Cristo es conectarlo con ella. La angustia, por tanto, señala los sufrimientos de Israel durante la Tribulación. Los judíos han sido y son cruelmente perseguidos, pero días todavía más oscuros esperan al pueblo escogido de Dios.
2. El dragón escarlata (12:3, 4)
Sin duda este gran dragón escarlata representa a Satanás en sus peores características. Juan identifica expresamente al diablo como el dragón en 20:2. Tanto a Faraón como a Nabucodonosor, se les llama "grandes dragones" a causa de su crueldad y arrogante independencia (Ezequiel 29:3; Jeremías 51:34). (Es posible que en el Antiguo Testamento el reptil descrito sea el cocodrilo o leviatán.) La palabra "dragón" aparece diez veces en el Apocalipsis y es un símbolo apropiado del principal adversario de Dios en su papel de implacable perseguidor y asesino de multitudes de santos y pecadores. Job nos da una descripción más notable de un dragón: "Un rey sobre todos los hijos de soberbia" (Job 41:1-34; vea también Isaías 27:1). El término se usa para Satanás solamente en el Apocalipsis y sugiere la fealdad y el horror de su gobierno (12:9). En el Salmo 74:13 tenemos una referencia a "cabezas de monstruos (dragones)" porque verdaderamente Satanás dirigirá toda la violencia insaciable representada por el dragón.
El escarlata, por ser el color de la sangre, indica la naturaleza asesina del diablo, porque él ha sido un homicida desde el principio (Juan 8:44). El color escarlata también puede representar la falsa santidad:
"¿Por qué es rojo tu vestido, y tus ropas como del que ha pisado en lagar?" (Isaías 63:2). El que una vez fue el más hermoso de los seres angélicos. Satanás, es ahora objeto de aversión. Es el imitador de Cristo, quien como Vencedor llevará muchas diademas; por eso, Satanás está adornado con sus coronas o diademas. Las siete cabezas coronadas significan el cruel y despótico ejercicio de poder y autoridad terrenales, mientras que los diez cuernos sin coronas pueden significar los límites futuros del imperio, distribuidos entre diez reinos. (El gobierno de Satanás tendrá la forma de diez reinos.) Satanás delega su poder y autoridad en la primera bestia, que será descrita también en 13:1.
La cola representa la parte más dañina de un dragón, es como un gran cometa en este monstruo (Daniel 8:10). Así como un profeta mentiroso es igualado a una cola por Isaías (9:15), el poder e influencia malignos de Satanás como mentiroso y engañador se describen similarmente. Combinando el poder y la sabiduría, Satanás causará la completa ruina moral de una tercera parte de las estrellas del cielo, las que quizá representen a eminentes líderes en lugares de autoridad. Puede haber también en las palabras de Juan una referencia a todos aquellos ángeles que se rebelaron con Satanás.
Como a un perro amarrado, al diablo le son permitidas ciertas operaciones prescritas. El solamente puede producir colapso moral en este tiempo entre aquellos "de la tercera parte", identificados por algunos escritores como la parte occidental del imperio Romano. El acto de arrastrar las estrellas con su cola, que agita a uno y otro lado en su furia, implica que Satanás trata de persuadir hacia la apostasía.
El terrible espectáculo del dragón parado ante la mujer, esperando para devorar a su niño recién nacido, es interpretado fácilmente. No era a la mujer, sino a su simiente a quien el monstruo estaba resuelto a destruir, tal como Faraón trató de asesinar a todos los niños varones de Israel (Éxodo 1:15-22). ¡Qué fascinante estudio es seguir la huella de los esfuerzos de Satanás para destruir a Israel, la simiente real que iba a producir a Cristo, y después destruir al mismo Cristo! Tan pronto como Jesús nació, hubo un esfuerzo satánico por destruirlo durante la matanza de los inocentes (Maleo 2:16).
3. El Hijo varón (12:5, 6)
El hijo varón o niño varón ("un hijo, un varón" como lo expresa el original) seguramente representa a Cristo, quien nació para regir (Génesis 3:15; Salmos 2:9; 110:1, 5; Daniel 4:26; Apocalipsis 12:5;
19:15). Sin embargo, hay maestros que ven en el hijo varón a un grupo que sale de Israel, las primicias de Israel para Dios, que salen de la Tribulación. Los 144,000 judíos sellados, por ejemplo, se identifican con Cristo en una forma especial y, debido a su relación con la persecución, se piensa algunas veces que ellos son el niño aquí mencionado.
Pero la siguiente profecía de un gobierno universal nulifica tal interpretación. Fue la virgen quien dio a luz al Hijo varón prometido, que respecto a la carne procede de Israel (Romanos 9:4, 5; Gálatas 4:4, 5). A El fue a quien Herodes trató de matar cuando tenía menos de dos años de edad. Los persistentes enemigos de Cristo — los escribas y fariseos — también trataron de destruirlo. Cristo, nacido como Rey, vino al mundo con un dominio universal que todavía está por ejercer (Salmo 8).
El gobierno de hierro de las naciones será quebrado por El, que viene a pastorearlas con una vara de hierro. Aquí la palabra "gobernar" significa "cuidar como un pastor", y en esta capacidad, Cristo romperá los poderes consolidados de la tierra reunidos contra El mismo y contra su pueblo. Con poder irresistible, emitirá juicio contra los reyes culpables y los pueblos del occidente (Apocalipsis 19) y después tratará con los del norte y el este (Isaías 10). Además, el acto de gobernar con una vara (porque la prolongada obstinación se convertirá al fin en sumisión y obediencia) revela la naturaleza del reino de Cristo. La revuelta al final del milenio manifiesta el involuntario sometimiento que caracterizará a grandes segmentos de la humanidad durante su reinado.
La ascensión de Cristo es expresada en estas palabras: "Y su hijo fue arrebatado para Dios y para su trono" (12:5). (Vea Marcos 16:19; Lucas 24:50, 51; Hechos 1:9; 7:56.) Nada se dice aquí de la muerte del Hijo varón, en vista de que El está relacionado con Israel y con el gobierno de todas las naciones, que dependen de su nacimiento y su ascensión al trono. Y sin embargo, en esa mano de pastor que sostiene la vara estarán las marcas de los clavos. El reina como el Cordero inmolado.
Rechazamos la interpretación que ve en este versículo el rapto de aquellos que sean suficientemente santos cuando Jesús venga. Aquellos que sostienen la teoría del "rapto parcial" algunas veces emplean la última parte de este quinto versículo para enseñar la doctrina errónea de un rapto de selectos. Todos los que son de Cristo, sin importar su estado, serán arrebatados para encontrarse con el Señor. Si no estuvieran en las mejores condiciones, sufrirán pérdida con relación a su recompensa. Entre los versículos 5 y 6 tenemos todo el período de la historia que va desde la ascensión de Cristo hasta la Tribulación (el tiempo de la congoja de Jacob).
Por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, un lugar de seguridad y sustento es provisto para el remanente. Hay quienes sugieren que este lugar de refugio es Petra, en el monte de Seir, en la tierra de Edom y Moab. Petra o Sela significa "roca" o "sostén fuerte" y como tal puede acomodar miles de personas. La rápida huida y el viaje de la mujer perseguida reciben también ayuda de Dios.
Entre el relato interrumpido del versículo 12:6 y su nuevo inicio en el versículo 12:14 tenemos el episodio de la batalla en el cielo, y el regocijo celestial por su triunfo. La cuidadosa enumeración de días, mil doscientos sesenta, testifica del tierno cuidado de Dios por su afligido pueblo. Esta última mitad de la semana de profética aflicción de Israel, despertará el cuidado y la provisión del Señor. El desierto se usa algunas veces para designar un estado desprovisto de recursos naturales, un lugar de aislamiento. En Ezequiel 20:35, 36 encontramos el desierto empleado no literalmente y localmente sino espiritualmente, como un estado de disciplina y prueba entre los pueblos gentiles. Fue en un desierto donde nuestro Señor fue tentado por el diablo.
BENDICIONES
PASTORA LUCY
ADMINISTRADORA
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