Romper ataduras
Andando junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores. Y les dijo Jesús: Venid en pos de mí, y haré que seáis pescadores de hombres. Y dejando luego sus redes, le siguieron. Marcos 1:16-18.
Ante el
llamamiento de Jesús a seguirlo, los discípulos responden de una manera
ejemplar: “Dejando luego sus redes, le siguieron”. Fue una decisión
valiente, audaz, riesgosa y comprometida. Una de esas decisiones que
solo se pueden tomar cuando uno tiene la certeza de que está cambiando
un bien inferior por uno superior. Jesús, y lo que tenía para
ofrecerles, les debió haber parecido tan valioso que creyeron que el
riesgo valía la pena.
Hoy, también Jesús nos llama a ser sus discípulos, a seguirlo, a ser cristianos de verdad. No significa que todos debamos dejar la familia, el lugar donde vivimos, el empleo, las amistades y relaciones significativas. No a todo el mundo le pidió Jesús lo mismo. Pero sí significa lograr una independencia mental; ser capaces de identificarnos con Cristo y su voluntad independientemente de la opinión y la presión de aquellas personas, por cercanas que fueren, que todavía no han tenido el privilegio de conocerlo. Significa que, aun cuando reconozcamos cuánto pesa nuestra formación familiar y social, estaremos dispuestos a emanciparnos de patrones de pensamiento y de comportamiento erróneos que hayamos aprendido, para adoptar solo el sentir de Jesús, su forma de ver la vida, sus valores y principios. Significa que no serán las circunstancias las que nos manejarán como a títeres, sino que habremos logrado una valiente autosoberanía respecto de lo humano, gobernada por la voluntad suprema de Jesús, y no de los hombres finitos y falibles.
¿Has llegado a captar la grandeza de Jesús y de la vida cristiana? ¿Has llegado a notar cuánto más valioso es el tesoro que Jesús te ofrece, a tal punto que todo lo que te presenta esta vida no tiene comparación con las riquezas del Reino de los cielos? Entonces, no mires atrás con nostalgia, a tus viejos patrones de vida, a tus viejos compromisos humanos, sino toma la mejor decisión que puedes tomar, que es seguir a Jesús, para imitar su ejemplo y andar por las sendas que él te indique.
Cristo te ama y yo tambien, alabaaaaaaaaaaaaa y gozateeeeeeeeeeeeee.
Hoy, también Jesús nos llama a ser sus discípulos, a seguirlo, a ser cristianos de verdad. No significa que todos debamos dejar la familia, el lugar donde vivimos, el empleo, las amistades y relaciones significativas. No a todo el mundo le pidió Jesús lo mismo. Pero sí significa lograr una independencia mental; ser capaces de identificarnos con Cristo y su voluntad independientemente de la opinión y la presión de aquellas personas, por cercanas que fueren, que todavía no han tenido el privilegio de conocerlo. Significa que, aun cuando reconozcamos cuánto pesa nuestra formación familiar y social, estaremos dispuestos a emanciparnos de patrones de pensamiento y de comportamiento erróneos que hayamos aprendido, para adoptar solo el sentir de Jesús, su forma de ver la vida, sus valores y principios. Significa que no serán las circunstancias las que nos manejarán como a títeres, sino que habremos logrado una valiente autosoberanía respecto de lo humano, gobernada por la voluntad suprema de Jesús, y no de los hombres finitos y falibles.
¿Has llegado a captar la grandeza de Jesús y de la vida cristiana? ¿Has llegado a notar cuánto más valioso es el tesoro que Jesús te ofrece, a tal punto que todo lo que te presenta esta vida no tiene comparación con las riquezas del Reino de los cielos? Entonces, no mires atrás con nostalgia, a tus viejos patrones de vida, a tus viejos compromisos humanos, sino toma la mejor decisión que puedes tomar, que es seguir a Jesús, para imitar su ejemplo y andar por las sendas que él te indique.
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