A. R. Fausset, en su comentario sobre este cántico nuevo dice: "Este es un cántico de victoria después del conflicto con el dragón, la bestia y el falso profeta; nunca había sido entonado porque nunca se había librado semejante conflicto; así que es nuevo: hasta hoy el reino de Cristo sobre la tierra ha sido usurpado. Ellos cantarán el cántico nuevo anticipándose al acto mediante el cual Cristo tomará posesión con sus santos del reino que compró con sangre." La palabra en griego es "cantan", lo cual indica la acción continua de cantar.
No debemos olvidarnos de que los 144.000 se regocijaban porque habían sido "redimidos de entre los hombres". Tenemos aquí una doble frase: "redimidos de entre los hombres de la tierra" (un lugar de pecado) y "redimidos de entre los hombres" (una raza pecadora). Algunas versiones usan la palabra "comprados" en lugar de "redimidos". Esta elevada posición es un privilegio de los 144.000, porque han sido redimidos, no porque hayan obtenido la victoria contra la bestia. Los ángeles no pueden cantar este cántico nuevo porque ellos no saben personalmente lo que es venir de la gran Tribulación y estar vestidos de ropas lavadas en la sangre del cordero (7:14).
F. Su separación o santidad
En 14:4, 5 se nos da una maravillosa descripción de la vida y el testimonio de esta parte victoriosa de Judá, los que han salido de la gran Tribulación y están ahora de pie triunfantes con el Cordero en el monte de Sión, el asiento del reino y de la gracia soberana. Han pasado a través de una terrible prueba. La más vil corrupción, la idolatría pública, el orgullo vanidoso, la blasfemia irreverente y la más escandalosa iniquidad los han estado circundando. Sin embargo, al igual que los judíos de Sardis, estos 144.000 logran escapar con sus vestidos no contaminados.
Eran vírgenes. Esto debemos entenderlo en sentido espiritual (Mateo 25:1), en contraste con la iglesia apóstata (14:8), la cual era espiritualmente una "ramera" (17:1-5; Isaías 1:21 en contraste con 2 Corintios 11:2; Efesios 5:25-27). El hecho de que "no se contaminaron con mujeres" significa que ellos no fueron extraviados de la fidelidad al Señor por los tentadores, quienes en conjunto constituyen la ramera espiritual. William Neweil sugiere que estos son "nazarees completos para Dios en cuanto a sus relaciones con las mujeres". Pero una interpretación de esta naturaleza restringiría esta compañía descrita al sexo masculino solamente. ¿No implica el lenguaje usado que los 144.000 representan a aquellos que vivieron y anduvieron en pureza espiritual en un mundo entregado a todo lo vil? "se conservaron a sí mismos limpios del mundo." El amor virginal — un afecto de todo corazón por el Cordero — era su actitud, entre tanto que el resto de los moradores de la tierra seguían a la bestia. Ellos experimentaron una separación completa e inexplicable de sus pecaminosos contornos. Eran almas vírgenes, revestidas de pureza inmaculada.
Seguían al Cordero. Estar cerca del Cordero en el monte de Sión era la recompensa apropiada por su lealtad a El mientras estaban en la tierra. Por todos lados los rodeaban aquellos que habían andado tras la bestia y su falso profeta, pero la obediencia de los 144,000 era tan completa e indudable como su absoluta separación del mundo. Habiendo seguido al Cordero en su rechazo, ahora participan de su reino. El verbo "siguen" está en el tiempo presente, lo que indica una obediencia incesante.
Eran las primicias. Si bien es cierto que aquí se usa un lenguaje similar al que se usa en cuanto a la iglesia, no debemos confundir las "primicias" aquí mencionadas con los redimidos que formarán la nueva creación. "Primicias para Dios y para el Cordero" son palabras del reino, no meras palabras de salvación. Por haber sido "redimidos de entre los hombres", estos 144.000 constituyen una compra simbólica — una prenda — de entre los hombres para el reino de los cielos sobre la tierra. Ellos representan una demostración de lo que será la cosecha plena y final.
Eran sinceros. En varias versiones antiguas se lee la palabra "falsedad" en el versículo 5, "Y en sus bocas no fue hallada mentira." Las falsas maravillas y las mentiras caracterizarán los días del anticristo. "La mentira" (que Satanás es dios y que la bestia es su cristo y que por lo tanto debe ser adorada) fue aceptada generalmente, pero en las bocas de los 144.000 no fue hallada ninguna mentira. Ellos eran veraces en palabra y en hechos. A pesar de la más feroz persecución, confesaron al verdadero Mesías (1 Juan 2:21-27) y permanecieron fieles a su Palabra.
Eran sin mancha. En su conducta externa y en su modo de ser ante los hombres, estos santos eran sin falta alguna en la tierra. Varias versiones omiten las palabras "delante del trono de Dios". Este apropiado y condensado epítome de su carácter y de su vida práctica se refiere a su vida sobre la tierra. Se negaron a acatar los edictos de la bestia en lodos los aspectos. En lo que respecta a la sinceridad de su fidelidad al Cordero, no tenían defecto alguno. No es que fueran absolutamente intachables en sí mismos; sin embargo, así fueron reconocidos sobre la base de la justicia del Cordero, el único en quien ellos confiaban y a quien seguían y servían con toda fidelidad. ¡Cuánta alegría les da este remanente a Dios y al Cordero!
2. El primer ángel y su Evangelio (14:6, 7)
Ahora llegamos al testimonio público de Dios por medio de seis ángeles contra el reino del anticristo y en relación con el inminente juicio que éste se merece. La expresión "otro ángel" implica una nueva escena en este drama revelador, cuyos acontecimientos coinciden con la aparición de cada ángel (7:2; 8:3, 13; 10:1). Este ángel-evangelista en particular fue visto "por en medio del cielo", lo cual significa que fue visto y oído por toda la gente de la tierra. Otro ángel había sido visto anteriormente volando "por en medio del cielo" (8:13) y anunciando ayes, mientras que éste anuncia gozo. Este ángel que volaba por en medio del cielo era un mensajero de misericordia y manifestaba la gracia en medio del juicio. Representaba el último llamado al arrepentimiento para los que moran en la tierra.
A. Un anuncio feliz
No debemos olvidar que este ángel no viene proclamando condenación sino Evangelio, lo cual significa buenas nuevas. Anuncia las buenas nuevas del sempiterno reino de Cristo, el cual empezará inmediatamente después del juicio sobre las fuerzas del mal (anunciado como inminente en 14:7). Mientras que por una parte los predicadores humanos del Evangelio del reino serán judíos convertidos, por la otra, habrá también ángeles que serán comisionados para llevar a todos los rincones de la tierra providencialmente la declaración de las buenas nuevas durante los últimos días de la semana profética.
En un lenguaje inconfundible, este poderoso ángel apremia a todos los humanos para que se aparten de la bestia y vuelvan a Dios. La hora del juicio divino ha llegado y los hombres deben arrepentirse de su crasa idolatría si no quieren sufrir la ira de las copas. Aquí nos encontramos con un llamado urgente a temer a Dios, lo cual es el principio de la sabiduría, y a darle gloria a El en lugar de dárselas a la bestia y a su imagen. El Creador de todas las cosas reclama por última vez la adoración. Así como la raza humana se describe en cuatro fases — naciones, tribus, lenguas y pueblos — así también la creación es designada aquí en cuatro términos: cielo, tierra, mar y fuentes.
B. Una gran audiencia
El ángel que volaba en medio del cielo predicaba su evangelio sobre toda la tierra y toda clase de gente escuchaba su mensaje. No se nos dice, sin embargo, si hubo algún tipo de respuesta al llamado angelical. Nuestro Señor declaró que algunos estarían tan abandonados en su rechazo de Dios que no creerían ni aun cuando alguien se levantara de los muertos y fuera a ellos con un mensaje de gracia. Un gran predicador como Noé tuvo poco éxito en que las multitudes se percataran del juicio que vendría. Los humanos, absortos en sus propias cosas, siguieron viviendo en sus maneras corruptas hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos.
3. El segundo ángel y la caída de Babilonia (14:8)
La prominencia de los ángeles en este capítulo indica que ellos desempeñan un papel de primera importancia en la economía u orden providencial y gubernamental no sólo antes, sino también durante el reino milenial de Cristo. En 14:8 aparece un prefacio de los acontecimientos que están a punto de ocurrir. Este es un anuncio preliminar y preparatorio del juicio descrito en los capítulos 17 y 18. La destrucción de Babilonia es celebrada en el cielo, donde el juicio se considera como ya consumado.
La intensidad de las palabras en la repetición "ha caído, ha caído" no es un mero hebraísmo, sino habla de un doble juicio. Babilonia va a ser destruida no sólo como sistema, sino también como ciudad. La expresión "ha caído" considera la caída de Babilonia como una destrucción segura. Desde el punto de vista del cielo. Babilonia ya ha caído, aunque su destrucción real no ha ocurrido todavía.
El babilonianismo, como lo demostraremos detalladamente más tarde, representa un vasto sistema que esclaviza a los cristianos profesantes. Está caracterizado por el orgullo mundano, la idolatría y el adulterio espiritual. La razón por la cual cae Babilonia se expresa en estas palabras: "Porque ha hecho beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación." El vino de la ira de Dios es la consecuencia de esta fornicación de Babilonia. Debido a que ella ha embriagado a las naciones con el vino de su fornicación, ella misma será embriagada con el vino de la ira de Dios. Aquí se nos da el cumplimiento final de Isaías 21:9: "Y he aquí vienen hombres montados, jinetes de dos en dos. Después habló y dijo: Cayó, cayó Babilonia; y todos los ídolos de sus dioses quebrantó en tierra."
William Neweil dirige su atención hacia los tres distintos elementos de esta terrible frase: vino, ira y fornicación. El vino de Babilonia:
"Copa de oro fue Babilonia en la mano de Jehová, que embriagó a toda la tierra; de su vino bebieron los pueblos, se aturdieron, por tanto, las naciones" (Jeremías 51:7). La ira de Babilonia: "Porque así me dijo Jehová Dios de Israel: Toma de mi mano la copa del vino de este furor, y da a beber de él a todas las naciones a las cuales yo te envío" (Jeremías 25:15). ^fornicación de Babilonia: "Porque todas las naciones han bebido del vino del furor de su fornicación; y los reyes de la tierra han fornicado con ella, y los mercaderes de la tierra se han enriquecido de la potencia de sus deleites" (Apocalipsis 18:3). Los reyes de la tierra han cometido fornicación con ella. La ardiente ira de Dios, reservada a través de los siglos, está ahora a punto de desatarse sobre la corrupción acumulada.
4. El tercer ángel y la condenación (14:9-12)
La terrible condenación para los adoradores de la bestia, tal como se anuncia en estos versículos, es temible en extremo. Un juicio inigualable en su severidad, y en proporción con las maldades y la horrenda iniquidad que se ha practicado abiertamente, está ahora a punto de derramarse. Con gran voz, este tercer ángel anuncia el interminable tormento que han de sufrir todos aquellos que han seguido a la bestia.
A. La adoración de la bestia
En seis distintas partes del Apocalipsis se describe la adoración de la bestia, el diablo encarnado, como dirigida a su imagen. Cristo vino como "el resplandor de su gloria (de Dios), y la imagen misma de su sustancia" (Hebreos 1:3). Pero ahora les sobrevendrá un tormento inagotable a todos los que han escogido deliberadamente al falso cristo de Satanás, quien ordenaba a todas las gentes de la tierra que adoraran a su imagen. Esta retribución justa e inevitable tendrá que ser individual. La justicia retributiva será aplicada por igual a cada una de las personas que han seguido a la bestia y que llevan su marca.
B. La ira de Dios
No será permitida ninguna circunstancia de alivio. Con una fuerte voz, para que todos puedan oírlo, el ángel declara que el derramamiento de la ira va a ser sin ninguna mezcla. A. R. Fausset escribe: "El vino era mezclado con agua con tanta frecuencia que en griego se usa la expresión 'mezclar vino' en igual sentido que 'echar vino'; pero este vino de la ira de Dios no se diluye; no hay ni una gota de agua que pueda enfriar su calor. Nada de gracia o esperanza se mezclará con él. Esta terrible amenaza puede elevarnos sobre el temor a las amenazas de los hombres. Esta copa de vino puro ya ha sido mezclada y preparada para Satanás y los seguidores de la bestia."
C. El lamento de los condenados
El fuego y el azufre son símbolos de una inefable angustia (Isaías 30:33; Apocalipsis 20:10) y este castigo eterno va a ser aplicado a los impenitentes o no arrepentidos. "El azufre," dice William Neweil, "es la sustancia más terrible. . . en su acción sobre la carne humana, en el tormento que produce al tener contacto con el cuerpo. Cuando se combina con el fuego, el azufre es una absoluta agonía, una angustia indescriptible. Y ese es su propósito, porque esa será la ejecución de la venganza divina ilimitada."
El tormento eterno de los adoradores de la bestia queda descrito en el terrible lenguaje de 14:11: "El humo de su tormento sube por los siglos de los siglos." Se hace mención ahora de una multitud entera: "su tormento." La angustia será continua e interminable. La expresión "por los siglos de los siglos", con el sentido de "edades eternas", se usa en el Apocalipsis para hablar de:
La existencia eterna de Dios (4:9, 10; 5:14; 10:6; 15:7).
La gloria eterna del Cordero (5:13).
El reino eterno de los creyentes (22:5).
El castigo eterno del diablo (20:10).
El castigo eterno de los perdidos (14:11).
Para aumentar el dolor de los atormentados, existe el hecho de que no tendrán "reposo de día ni de noche". No podrán morir ni dormir. Habrá tormento para ellos día y noche (20:10); no podrán buscar tregua ni alivio a su angustia. Tan interminable horror y tan incesante agonía aturden nuestra comprensión. ¡Que Dios nos dé gracia y poder para persuadir a los pecadores para que se libren del inevitable y eterno castigo que aguarda a todos los que no están cubiertos con la sangre del Cordero!
Sumándose al horror sentido por los inicuos, está además el hecho de saber que los santos ángeles y el Cordero los están observando. Esto intensificará lo repugnante que resultará la maldición. Estos testigos santos que presenciarán los tormentos de la condenación no estarán regocijándose acerca de los sufrimientos por los que pasarán los condenados. Su presencia allí solamente indicará la terrible y santa aprobación de la sentencia divina. Los santos ángeles, una vez testigos de los espantosos actos de maldad de la bestia y sus seguidores, ahora presenciarán la venganza de Dios. Cada una de las personas atormentadas estará consciente de que los ángeles están observando su angustia. También los observará el Cordero, a quien ellos una vez menospreciaron y cuya sangre rechazaron perversa y maliciosamente. La asociación de los santos ángeles con el Cordero indica que operan conjuntamente en la ejecución de la venganza del Dios santo.
D. El bienestar de los santos
En contraste con los rebeldes que se han buscado su propia condenación tenemos a los pacientes escogidos de Dios, quienes claman ser librados del adversario (Lucas 18:1-8). La doble marca del remanente fiel en un período de inigualable tribulación es el guardar los mandamientos de Dios y mantenerse en la fe de Jesús. Ahora su fe y su paciencia son recompensadas abundantemente.
5. El cuarto ángel y su bienaventuranza (14:13)
¡Qué agradable alivio el que trae esta bienaventuranza! Viene como una tregua en medio de tanto juicio y tormento. Nos detenemos y respiramos aire fresco después de que se nos ha revelado tan indecible tormento. Pero tan pronto como dejamos esta bella descripción del eterno reposo de los santos, nos encontramos nuevamente en la terrible atmósfera de ira y venganza.
La meditación de Juan fue interrumpida por la orden de escribir. La bienaventuranza de los fieles debía ser registrada y conservada para siempre. Lo que el apóstol dejó escrito, debe ser atesorado en el corazón. La orden de escribir se repite doce veces en el Apocalipsis para indicar que todas las cosas a las cuales este libro se refiere son asuntos de gran importancia.
Aunque el mensaje que Juan escuchó tiene aplicación para todos los santos, tiene una relación muy especial con aquellos que han de ser martirizados por su fe. En muchos manuales para ceremonias fúnebres se da este alentador versículo como uno de los pasajes escritúrales apropiados para la recitación en el sepelio de los cristianos. Sin embargo, en esta bienaventuranza se tiene en consideración una clase especial de santos mártires en un período particular de la historia humana. "De aquí en adelante" es una expresión que indica un fin inminente, y que se está a punto de entrar a la bienaventuranza expresa. El tema central es el martirio bajo la bestia. Todos los que mueran en el Señor, es que estaban dispuestos a morir por el Señor.
Pero después de todas estas torturas que sólo la bestia es capaz de inflingir a aquellos que no le quieran rendir adoración, vendrá el descanso. Llegará a través de la muerte. Para los adoradores de la bestia no habrá descanso de día ni de noche; en cambio, para los que sean fieles hasta la muerte, habrá vida y descanso eterno. El descanso de los trabajos, de las preocupaciones y de la oposición satánica no incluye el descanso de la actividad para aquellos que pasan del martirio al cielo. El lugar de descanso no será un lugar de pereza, sino que ofrecerá la forma más sublime de servicio espiritual. Todos los creyentes que no tienen oportunidad de trabajar aquí o que no son apreciados en su servicio cristiano aquí en la tierra serán ampliamente utilizados por el Señor en el cielo.
BENDICIONES
PASTORA LUCY
ADMINISTRADORA
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