Las siete cosas últimas
Apocalipsis 22:8-21
El último testimonio de que la visión es cierta La última bienaventuranza apostólica El último testimonio divino La última invitación celestial La última promesa de su venida La última oración sincera La última bendición
El Génesis es el libro de las primeras cosas, y el Apocalipsis es el de las cosas postreras. Es muy importante comparar los principios con las conclusiones. En esta última sección del último libro de la Biblia hay siete cosas últimas que deben ser consideradas.1. El último testimonio de que la visión es cierta (22:8)
Los verbos que denotan experiencia son prominentes en este versículo: "Yo. . . soy el que oyó y vio. . . Me postré." Es probable que esta sea una referencia a la suprema visión del nuevo paraíso (22:1-7). Pero estos verbos que describen experiencias también confirman la autenticidad del Apocalipsis como un todo.2. La última bienaventuranza apostólica (22:14)
Anteriormente describimos todas las bienaventuranzas del Apocalipsis. Aquí se nos recuerda que la obediencia a todo lo que Dios ha revelado trae consigo ricas recompensas (Juan 13:17). Los creyentes debemos caminar sobre dos pies: la confianza y la obediencia.
3. El último testimonio divino (22:16, 18, 20)Cristo, quien vive para siempre jamás, confirma todas las profecías del Apocalipsis, salidas de la mente divina para revelarlo a El en toda su gloria y majestad. Tres veces encontramos la expresión "dar testimonio", "testifico". La expresión "Yo, Jesús", declara que El es el Jesús de toda la historia. ¡Qué declaración tan sobria, pero a la vez tan enfática: Yo, Jesús! El pronombre personal es enfático. El Apocalipsis es el libro de la revelación de Jesucristo y El es el tema central de todo su mensaje. La raíz pertenece a la tierra y simboliza su humanidad, pero la estrella -es del cielo y simboliza su divinidad. Puesto que las palabras de Jesús significan exactamente lo que dicen, entonces la falsificación de cualquier parte de este libro sublime tiene que ser algo trágico. La mutilación de una parte de este libro (o de la Biblia) merece el juicio divino.4. La última invitación celestial (22:17)
Para entender correctamente las tres formas en que Juan usa el verbo venir, debemos examinarlas a la luz del contexto. Las primeras dos veces realmente significan "¡Ven!" El primer ven es doble: El Espíritu y la esposa dicen "¡Ven!" ¿A quién se dirigen? Al que dice tres veces en el capítulo: "Yo vengo pronto" (22:7, 12, 20). El Espíritu Santo habla a través de la esposa de Cristo, la Iglesia, y se une a ella en respuesta a la voz del que viene como la estrella de la mañana. Entonces cada cristiano, tanto individual como colectivamente, dice:
"¡Ven!" ¿Tenemos nosotros el deseo ferviente de dar la bienvenida al Señor a su regreso? El tercer ven está relacionado con el pecador que como alma sedienta, debe buscar el agua de vida antes de que sea demasiado tarde.5. La última promesa de su venida (22:20)
Antes de su muerte, resurrección y ascensión, el Señor prometió regresar por su Iglesia verdadera (Juan 14:1-3). Aquí, por última vez, confirma su promesa con las palabras "Yo vengo pronto". La Biblia está llena de promesas, como lo he demostrado en mi libro titulado Todas las promesas de la Biblia. Pero ésta es la promesa más bienaventurada entre todas.6. La última oración sincera (22:20)
La Biblia está inundada de oraciones. Esta es la última. Juan se hace eco del anhelo de los santos a través de todas las edades en su corta pero sincera súplica: "Sí, ven. Señor Jesús."7. La última bendición (22:21)
El último libro de la Biblia, tan lleno de juicios, termina en gracia y no en maldición, como terminaba el Antiguo Testamento. "Amén." Así sea. La certeza absoluta de la verdad queda confirmada, y toda la gloria de la eternidad será nuestra solamente a través de su gracia.
El Apocalipsis empieza con "la revelación de Jesucristo" y termina con "la gracia de Cristo Jesús". Así lo expresa Christina Rossetti:
"Todo lo que hay entre estas dos frases no cumple su propósito en nosotros, a menos que le demos culminación a todo en la gracia que nace del temor de Dios y de la obediencia a sus mandamientos."
Se está haciendo tarde y el tiempo está a punto de vencerse. ¡Ojalá el Señor nos encuentre viviendo como hijos del día, con nuestro rostro vuelto hacia el eterno amanecer! ¡Que todas las cosas de este mundo se nublen ante la luz de semejante gloria! En medio de las sombras, caminemos con la seguridad de que tenemos una herencia de dicha que aún no podemos ver. Las mismas manos que se dejaron clavar en una cruz por nosotros, esperan el momento de podérnosla entregar.
BENDICIONES
PASTORA LUCY
ADMINISTRADORA
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